Es imposible jurídicamente privarse voluntariamente de una o más ventajas concedidas por el derecho laboral en beneficio propio.
Así, un trabajador no puede renunciar a su salario, o aceptar uno que
sea menor al mínimo establecido por el ordenamiento; si la jornada de
trabajo diaria máxima es de 12 horas, un trabajador no puede pedirle a
su empleador que le deje trabajar durante 18 horas.
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